¿Cómo limpiar las malas energías?

Todos hemos sentido alguna vez una mala energía o hemos tenido una mala sensación, ya sea en un lugar o respecto a una determinada persona. Al margen de creencias, lo cierto es que las energías nos acompañan y que nosotros mismos formamos parte de ella.

Estamos en permanente contacto con todo tipo de energías, buenas y malas. Se nos muestran a través de una sensación, una vibración, una corazonada o una intuición. Sea como sea, estamos rodeados de energía por todas partes.

En muchas ocasiones y sin llegar a ser conscientes de ello, cuando las energías son buenas nos sentimos alegres, vitales y optimistas. Todo parece fluir.

En cambio, hay épocas en las que pasamos por periodos en los que todo nos sale mal, y hasta lo más fácil se vuelve complicado. Es en momentos así cuando podemos vernos afectados por malas energías que influyen negativamente tanto en nuestro estado anímico como en todo aquello que nos rodea.

Es entonces, cuando podemos recurrir al incienso para llevar a cabo la limpieza de formas astrales negativas y ampararnos en él para alejarlas de nosotros.

¿Qué incienso es aconsejable para limpiar el hogar de malas energías?

Para realizar este tipo de limpiezas no vale usar cualquier clase, sino que tendremos que hacerlo con aquellos que por sus características resulten propicios. Uno de los inciensos más usados para tal fin es el de sándalo.

No obstante, existen otras plantas que pueden utilizar para limpiar la casa de malas energías:

¿Cómo Limpiar la casa de malas energías con incienso?

Con todo lo anterior, y una vez estamos seguros de contar con el apropiado, estaremos listos para comenzar con el ritual. Para ello, colocaremos el incienso en un incensario y procederemos a su quema situándolo bajo una silla. Inmediatamente después tendremos que sentarnos en ella, cubrirnos con una sábana y permanecer sentados alrededor de 15 minutos.

Este tipo de rituales de limpieza energética podemos realizarlos también en beneficio de nuestro hogar. Especialmente, en aquellas casas en las que entramos a vivir por primera vez o que ya han sido habitadas con anterioridad por otras personas.

En estos casos, procederemos a impregnar de incienso la vivienda en su totalidad, repartiendo su esencia por cada rincón y espacio de la casa.